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Foto: Alejandro Jordán
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En esta ocasión, os desvelamos el enmarañado proceso que nuestra banda realiza en la planificación de cada concierto. ¡Atentos!
¿Un concierto nace o se hace?
Tal vez os hayáis preguntado en alguna ocasión cómo y cuál es el camino que recorremos para preparar un concierto. Os puedo adelantar que no es tarea fácil. Es un complejo puzle con piezas que hay que ir encajando, mientras sorteamos obstáculos e imprevistos que en mayor o menor medida surgen inevitablemente.
Cada vez que nuestra banda se sube a un escenario, hay detrás muchas horas de preparación y trabajo para que todo se pueda desarrollar de una forma fluida. Para ello, contamos con un concreto equipo de personas que se coordinan para que todo esté preparado el día del concierto. Vamos paso a paso.
Programa
Para elegir el repertorio o programa que se escucha en los conciertos hay que tener en cuenta varios factores, tales como la ubicación donde se va a desarrollar la actividad, el espacio del que disponemos, época del año o tipo de público que podría asistir. Cuando todos estos detalles están concretados o se van perfilando, es el momento de pensar en un repertorio apropiado que encaje con las particularidades dadas.
Idear el programa a interpretar no es algo que se deje al azar ni mucho menos. Todas las obras que forman parte de un concierto poseen una coherencia entre ellas, un hilo conductor que se mueve entre obra y obra y nos transporta a escenarios de todo tipo, concretos o imaginarios, cercanos o lejanos, conocidos o desconocidos. Es apasionante poder viajar con la mente a través de la música.
Ese hilo conductor que da forma al programa tiene numerosas y diversas temáticas. Podemos, por ejemplo, bailar con el folclore o con infinidad de danzas, podemos explorar las diferentes músicas de cada país, meternos en heterogéneas aventuras de películas, o hacer un repaso por determinados géneros musicales como la zarzuela o la ópera.
Aparte de buscar un tema que nos sirva de enlace entre obras, hay que tener en cuenta las características propias de cada una de ellas, como son la duración, el estilo, la dificultad, el número de instrumentistas que requiere, e incluso el tipo de instrumentos que se necesitan.
Recursos humanos y Archivo
Una vez tenemos elaborado el programa y ya sabemos las obras concretas a interpretar y las necesidades de cada una de ellas, entran en acción dos equipos de trabajo como son el de recursos humanos y el de archivo.
El equipo de recursos humanos, se encarga, entre otras cosas, de proporcionar la plantilla de músicos necesaria para abordar el programa con las máximas garantías de calidad. En ocasiones, necesitamos contar con la colaboración de distintos músicos que toquen instrumentos que no suelen ser frecuentes en nuestra banda, como pueden ser por ejemplo el piano, el cello, el contrabajo o la gaita.
Paralelamente, las personas encargadas de archivo comienzan a preparar minuciosamente cada una de las partituras que utilizarán los músicos, y las reparten en carpetas clasificadas por instrumentos.
El músico
En este momento, y antes de que llegue el primer ensayo conjunto de la banda, cada músico tiene que hacerse responsable de estudiar su “papel”, como coloquialmente nos referimos a las partituras. Alguna vez he escuchado algo así como “si ya sabes tocar, ¿para qué estudias?”. Me gusta responder con otra pregunta. Si los futbolistas ya saben jugar, ¿para qué entrenan?. Saber tocar no quiere decir que puedas interpretar una partitura sin dificultad o sin estudiarla previamente. Son tantos los estímulos que recibes mientras tocas que cuantos más tengamos fijados en nuestra cabeza, mejor y más libre será la interpretación.
Primer ensayo de la banda
Cuando llega el primer ensayo, todos los músicos habrán dedicado varias horas a estudiar su papel correspondiente, y quedan por delante muchas horas más de ensayos para conjuntar todas las voces de cada obra. Os recomiendo leer la entrada anterior de este blog, si aún no lo habéis hecho, “Acercándose a la batuta” de nuestro compañero Gabriel Alfredo O’Shea, donde explica la función del director, que ahora toma vital importancia.
Para que entendáis mejor el sentido de los ensayos, se puede comparar con elaborar una receta de cocina. Para cocinar necesitamos determinados ingredientes que iremos combinando y ajustando sus cantidades en busca del sabor deseado. Cuantas más veces repitamos la receta, y mejor vayamos ajustando esas combinaciones, más probabilidades hay de que el resultado sea algo exquisito. Lo que el director busca en cada ensayo es ese orden y esa combinación de instrumentos en su justa medida, exprimiendo las cualidades de cada uno de nosotros, con directrices explícitas y concretas para que la interpretación final de cada obra sea todo un éxito.
Difusión
Cuando el día del concierto se aproxima, toca hacer difusión de la fecha y lugar donde podrán disfrutar de nuestro trabajo. Redes sociales y prensa son los medios a los que recurrimos habitualmente para publicitar nuestros compromisos.
Concierto
Llega el día del concierto.
El último cabo se ata momentos antes de que comience el espectáculo. Un responsable de transporte se asegura de que los instrumentos más pesados y voluminosos sean trasladados correctamente desde nuestro local, y lleguen con la suficiente antelación para poder organizarlos sobre el escenario. Sillas y atriles igualmente van llenando el espacio, y se empieza a crear esa atmósfera mágica que envuelve los conciertos.
Van llegando músicos y director, unos más nerviosos que otros, pero todos con la ilusión de que os atraiga y os cautive aquello que hemos estado preparando con tanto mimo y cuidado. Es el momento de replicar todo lo que hemos estado perfeccionando durante los ensayos siguiendo las indicaciones de nuestro director.
Pasen, tomen asiento y disfruten.
Texto: EGP[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][/vc_column][/vc_row]